“No hay palabra ni pincel que llegue a manifestar el amor de un padre” reza una frase inspiradora del escritor español Mateo Alemán y que calza como copia al carbón para recordar la imagen de un jugador de la arena que todo lo hacía pensando en su hijo.
Lester López Dávila, con apenas 23 años, fue llamado al Cielo antes que nosotros la semana anterior, un momento que nadie esperaba porque en su rostro solo existía felicidad, sin embargo, no superó un derrame cerebral y un infarto que hoy lo tienen a la diestra de Dios.
Un padre lleno de amor para con su hijo, así se le recuerda a este jugador de fútbol playa que se partía el lomo en la cancha y que cada vez que jugaba volvía a ver los ojos de Bastian como diciéndole ‘tú algún día estarás aquí como yo’… Sí ese era el sueño de Lester, enseñarle la pelota en el pasto y en la arena para que creciera siendo futbolista.
“Sí él quería que su hijo Bastian jugara fútbol y su sueño era enseñarle cuando estuviera un poco más grande, le encantaba pasar tiempo a su lado, escucharlo reír lo llenaba de amor, fue un padre ejemplar, un gran hermano y un excelente futbolista”, dijo Andrea López, hermana de Lester.
Lester luchó para que a su hijo no le faltara nada, le gustaba pasar mucho tiempo a su lado, pues era su motor, era el niño que lo impulsaba a luchar en la vida.
Disciplinado
Uno de sus mejores amigos, el goleador del Apertura de la Primera División, Joffreth Quesada, rescató la valentía, entereza y disciplina del camiseta 11 de Sámara ADG.
“Lester era un jugador disciplinado, educado, aplicado, hacía todo lo que se le pedía en los entrenamientos, estaba súper orgulloso de su hijo y quería que llegara a ser como él, futbolista, compartir la misma pasión”, recordó Quesada, quien acotó que la no presencia de López deja un gran vacío en el equipo.
“Compartí muchos momentos con él, pues cuando jugábamos lejos se venía desde madrugada a mi casa, él viajaba una hora más para llegar a Sámara. Siempre me apoyó en lo del goleo y me decía en cada juego, ‘hoy vas a anotar’. Deja un gran vacío en nuestras vidas, recuerdo que cuando ganábamos él era el que armaba la fiesta en la buseta irradiando solo alegría”.
Lester ya no está en la arena, pero con él se fue al Cielo la camiseta 11 de Sámara ADG firmada por todos los jugadores y la esperanza de ver desde arriba algún día a su hijo en el fútbol playa.
*En la fotografía es el jugador camiseta 11, el del centro.